jueves, 15 de noviembre de 2012

La Plaza de España en Mostar

La Plaza de España en Mostar:
Placa en recuerdo de los soldados españoles caídos en Bosnia
en la Plaza de España, Mostar
Fotografía: Luis Pérez Armiño
El 3 de abril de 2012 don Juan Carlos I, inauguraba de forma oficial la rehabilitada Plaza de España de Mostar (ABC, 3 de abril de 2012). Tras una inversión que ronda el medio millón de euros, la bandera española ondea en este significativo punto de la capital de Herzegovina acompañando a un pequeño monolito en el que lucen los nombres de los veintidós soldados españoles y el traductor croata que murieron durante la operación de paz que, bajo el auspicio primero de la ONU y después de la OTAN, se desarrolló en Bosnia a raíz de la guerra civil que sufrió el país desde 1992 a 1995. El alcalde de Mostar, Ljubo Beslic, agradeció el sacrificio “desinteresado” de las tropas españolas para garantizar la paz en Bosnia y aseguraba que la Plaza seguiría siendo el lugar de encuentro de todos los ciudadanos de Mostar (El Mundo, 29 de marzo de 2012). Sin embargo, no deja de ser significativo que en los alrededores de la Plaza, veinte años después del supuesto fin de la guerra, las cicatrices del conflicto todavía sigan profundamente enraizadas en la ciudad.



Cascos azules españoles en Mostar
Fotografía: Ministerio de Defensa de España
La Plaza de España, antigua Plaza Hit, se encuentra al final del Bulevar que durante la guerra sirvió de línea divisoria de la ciudad y de frente bélico. Al oeste, la zona croata y católica, y al este, la musulmana, la que sufrió con mayor intensidad el azote de la artillería croata. Esa arteria principal de la ciudad guarda con insistencia las horrendas marcas de una guerra finalizada sobre el papel hace veinte años. Y todavía señala ese límite imaginario que divide de forma efectiva a las dos comunidades que se enzarzaron en la cruel sangría que redujo a escombros Mostar. Al final de ese Bulevar se levantaba la Plaza Hit. Allí, los soldados españoles levantaron unas tiendas de campaña para promover, bajo su protección, el encuentro entre las dos poblaciones separadas por la guerra. El 12 de octubre de 1995 bosnios y croatas decidieron el cambio de nombre de la plaza para rendir homenaje a las fuerzas españolas.

Arriado de la bandera española en Plaza de España, Mostar
Fotografía: Ministerio de Defensa de España
Las palabras de sentido homenaje del alcalde de Mostar contrastan con las graves acusaciones que lanzaba el corregidor musulmán de Mostar en el año 1994, en pleno conflicto. Francesc Relea (El País, 25 de febrero de 1994) recogía las denuncias de la población contra la ineptitud de las tropas españolas destinadas en la zona. El entonces alcalde, Smail Klaric, acusaba al ejército español de convertirse en mero espectador de las matanzas ocurridas en la ciudad. Incluso, afirmaba que los soldados habían contribuido al saqueo de los museos de Mostar al adquirir obras de arte y antigüedades robadas a cambio de cantidades insignificantes de dinero o de tabaco. Pero la actitud española no era más que fiel reflejo de la respuesta internacional ante el conflicto bosnio. Hermann Tertsch (El País, 21 de junio de 1992) describía gráficamente el papel de la ONU. Informaba que los bosnios se referían a las fuerzas de la UNPROFOR como la “Unpriskofor”; “prisko” significaría algo así como “chapuza”.

Fotografía: Luis Pérez Armiño
Las acusaciones, desmentidas por el Ministerio de Defensa en su momento, se suman a las duras críticas vertidas por Xabier Agirre, autor de Yugoslavia y los ejércitos. La legitimidad militar en tiempos de genocidio, que aporta numerosos datos que corroborarían la inoperante actitud del ejército español, convertido en mero espectador más preocupado por la protección personal de los soldados que por la de los ciudadanos indefensos. Como dato significativo, en mayo de 1993, ante la inminencia de una ofensiva croata sobre Mostar, las tropas españolas abandonaron la ciudad sin, ni siquiera, dar aviso de la ofensiva a las autoridades musulmanas para preservar, en la medida de lo posible, a la población civil.

Bosnia ha supuesto una de las misiones internacionales más largas del ejército español: dieciocho años de presencia en el país y la participación de más de 46.000 efectivos. La intervención no era más que la decidida apuesta de la participación en misiones internacionales de paz como uno de los pilares básicos de la política exterior de España. Sin embargo, y a pesar de la mucha hagiografía oficial que alaba la actuación española en Mostar, son muchas las sombras que denuncian la conveniencia política de esta misión, ajena a los verdaderos intereses humanitarios que deberían haberla motivado. En Mostar todavía ondea la bandera española en la antigua Plaza Hit, sin embargo, la población ve un futuro más sombrío que el ejército español no ayudó nunca a despejar.

Luis Pérez Armiño

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